martes, 15 de noviembre de 2011

Se frotan las manos las casas de empeño

Los sectores más pobres quedarán desprotegidos con la venta del Monte de Piedad, señalaron los mismos pignorantes que acuden continuamente a los establecimientos, debido al abuso que cometen las casas de empeño particulares.

Miles de poblanos acuden cada año al Monte de Piedad de Puebla que —según estadísticas— atiende más de 23 mil personas mensualmente, además de que 57 por ciento de los poblanos ha acudido alguna vez a empezar algún objeto.

Incluso, fuentes del Instituto para la Asistencia Pública para el Estado de Puebla (IAPEP), señalaron que sería Prendamex la empresa que compraría los más de 20 establecimientos del montepío.

El Monte de Piedad de Puebla tiene 120 años sirviendo a los necesitados, con las tasas más bajas (6 por ciento) en préstamos y empeños, mientras que en algunos negocios llegan a cobrar hasta 20 por ciento por el mismo concepto.

Según datos oficiales de la misma dependencia, sólo 3 por ciento de sus clientes dejan perder sus artículos gracias a los bajos costos de intereses.

Es tal el abuso de las casas de empeño particulares, que el diputado priista Enrique Doger Guerrero presentó una iniciativa de ley para regular la instalación, operación y funcionamiento, pues en el último año se han triplicado el número de comercios de este tipo.

Los afectados
En un recorrido de Intolerancia Diario por el Monte de Piedad ubicado en la 4 sur y 4 Poniente, pignorantes que acudieron a empeñar algunos objetos señalaron que con la venta del organismo, se quedarían desprotegidos y no tendrían más que acudir a las otras casas de empeño.

“Llevo más de 30 años viniendo seguido, ya ve que la vida está re difícil (…) al menos dos, tres y hasta cuatro veces al año me saca del apuro el Monte de Piedad. Si lo quitan tendría que ir a otros lugares, aunque son re caros”, dijo Vicente Mora de más de 70 años de edad.

Al estar formado para empeñar por décima vez un antiguo reloj Mido de pulsera que le regaló su papá, dijo que lo ha recuperado constantemente gracias a que los intereses son bajos, por eso mismo no se ha atrevido a acudir a otras casas de empeño.

“En otras casas de empeño ya lo hubiera perdido desde cuando, cobran muchísimo, o seguro me la pasaría pagando intereses. Ahora que me dice que lo van a vender (al Monte de Piedad), pues primero que se pongan a pensar en gente como nosotros”, señaló.

Por su parte, Ana María Ramos, madre de familia, pidió a las autoridades que no cierren el Monte de Piedad, ya que es su apoyo y lo único que harían en aventarlos “como becerros al matadero” hacia las casas de empeño particulares.

“No sé por qué lo quieran vender, si viene mucha gente a pedir la ayuda, que vean que están beneficiando a los más pobres. ¿O los que no tenemos dinero, no valemos? De veras que piensen en uno y no en cerrar por cerrar.

”El gobierno no es un negocio y debe tener este tipo de lugares para apoyar a la gente pobre, ¿o apoco también van a cerrar el Monte de Piedad de México? Lo que pasa es que los pobres no le interesamos a Moreno Valle”, dijo molesta cuando estaba formada para empeñar una pulsera de oro.

La venta
La venta de los Montes de Piedad es parte del desmantelamiento del IAPEP, organismo creado para atender a la población más pobre o vulnerable, pero para el gobernador de Puebla debería ser un negocio con ganancias.

La excusa del gobierno del estado para la venta es la disminución en la percepción de participaciones para el gobierno estatal por 800 millones de pesos, y la deuda de más de 9 mil millones de pesos que heredó la administración de Mario Marín Torres.

Además, el gobernador Rafael Moreno Valle aseguró que su gobierno no administrará más negocios que deberían estar en manos de particulares.

El gobierno —señaló— no es buen operador de negocios, toda vez que no genera ganancias, por lo que se incluye en el plan de venta de activos no estratégicos.

También reveló que se está realizando la revisión del patrimonio estatal para valorar aquellos que son productivos para los poblanos, mientras que los que generan una carga económica por la poca sustentabilidad en sus finanzas, serán vendidos.

Fue así como Moreno Valle confirmó la venta a particulares de las 20 sucursales del Monte de Piedad de Puebla y Vidal Ruiz.

Mientras tanto, el organismo quedará adscrito —a partir del próximo año— al Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF).

“Para actuar con responsabilidad debemos buscar el rendimiento de cada uno de los pesos, que los activos se integren y funcionen como debe de ser.”

Por su parte, el secretario de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, indicó que la conformación de un fideicomiso que maneje el dinero de la venta de activos del IAPEP, o que sean manejados por asociaciones, son algunas de las opciones que se contemplan como parte de la reingeniería que se realizará.

“Lo que se ha anunciado es que se iniciará un proceso de reestructura, una vez que se tenga definida que se va a hacer con los negocios, en función de eso se va a dar a conocer.

”No hay nada definido, simplemente la necesidad de hacer eficiente al IAPEP, de reestructurarlo, de ver qué es lo más conveniente. En función de eso y con tiempo suficiente, una vez que tengamos definido con claridad implementaremos la reestructura”, indicó.

El secretario de Gobierno señaló que desconoce cuándo será la venta de Montes de Piedad.

“(…) el instituto, si bien existe y opera, no lo hace de una forma muy eficaz; no tenemos el suficiente dinero generado a través de estos activos de estos negocios para la asistencia social.

”Es mejor encontrar gente que pueda operarlos de manera eficaz, sean los montes o algunas otras cosas. En la revisión puntual iríamos viendo”.

La propuesta
En el mes de julio, el diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Doger Guerrero, presentó una iniciativa de ley para regular la instalación, operación y funcionamiento de las casas de empeño.

En tribuna, señaló que los usuarios de las casas de empeño generalmente son defraudados o bien son víctimas del cobro de altos intereses, además de que en el último año los establecimientos de este tipo pasaron de 70 a más de 200 sucursales tan sólo en la capital de Puebla.

Cabe señalar que en épocas de mayor crisis —como el inicio de año o el retorno a clases— aumenta considerablemente la demanda en estos lugares, pero hasta el momento no hay una norma que rija su función.
Asimismo, dijo que se calcula que 30 por ciento de pignorantes pierden sus prendas porque las casas de empeño elevan hasta tres veces los intereses y valúan los objetos a 30 por ciento de su valor real, una cifra muy alta en comparación con el 3 por ciento de los del Monte de Piedad.

“(…) hay casas de empeño que abusan de la necesidad de los clientes, por lo que es importante trabajar para proteger sus intereses económicos”, dijo en su momento el también expresidente municipal.

Doger Guerrero instó a los gobiernos federal y estatal a vigilar el actuar de estas casas de empeño, pues al menos 57 por ciento de la población total en Puebla ha recurrido a estos establecimientos.

Abusos
Un estudio de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), reveló que las casas de empeño que ofrecen más por una prenda no siempre son la mejor opción para los usuarios, ya que por lo regular éstas aplican los intereses más altos.

El delegado de la dependencias federal en Puebla, Bernardo Hinojosa Polo, señaló que lo importante antes de empeñar una prenda es hacer un comparativo entre lo que ofrece cada establecimiento.

“Hay que comparar por qué la diferencia de precios es de uno a cinco, o lo que es lo mismo, de hasta 500 por ciento.”

De acuerdo con un análisis de la dependencia, se detectó que aquellas casas de empeño que ofrecen más en efectivo por una prenda son las que más tasa de interés aplican para los usuarios.

“Las que te ofrecen más no siempre son las más económicas. La maña está ahí. Te dan más dinero por tu prenda pero te cobran cinco veces más de intereses”, señaló.

Por el momento, el mayor número de quejas recibidas contra casas de empeño tienen que ver con la negativa a devolver prendas o dinero de artículos que supuestamente fueron robados en el empeño.

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