Ana Teresa Aranda lo tenía muy claro desde el principio, abrirle la puerta a la candidatura de Rafael Moreno Valle era dejar en sus manos al partido, perder identidad, a cambio de la posibilidad de ganar la gubernatura. Lo dijo en agosto de hace un año a este reportero: “Nos estamos jugando más que la gubernatura, nos estamos jugando la clase de partido que tendremos a partir de 2010”.
La secretaria de Desarrollo Social durante el sexenio foxista no estaba equivocada. Hoy el ala dura del Partido Acción Nacional (PAN) en Puebla trata, desesperadamente, de no perder el control de ese instituto político ante el embate del grupo afín al mandatario.
Y aunque de dientes para afuera el Comité Directivo Estatal que encabeza Juan Carlos Mondragón ha negado el conflicto, este se ha hecho más que evidente en por lo menos tres ocasiones: en la elección de consejeros estatales y su posterior impugnación en donde hasta golpes hubo, y en la comida que se organizó en la víspera de la instalación del Consejo Estatal del PAN para definir como serían integradas las comisiones.
Situación que todavía sigue sin resolverse y ha abierto un nuevo “frente de batalla” entre el morenovallismo y el grupo que mantiene el control del CEN panista, un frente en el que no sólo los operadores directos del mandatario han comenzado a operar sino que incluso se ha buscado integrar a personajes netamente morenovallistas.
De acuerdo con el diario Milenio, Moreno Valle buscó meter con calzador al ex Secretario General Adjunto del CENdel partido que hasta hace unas semanas se llamó Convergencia, Eukid Castañón: “lo cual fue rechazado por el grupo afín a la dirigencia del partido que a su vez propuso a Eduardo Morales Garduño, quien también fue descalificado por el grupo del Ejecutivo, sucediendo lo mismo cuando se puso como opción a Leonor Popócatl”.
La imposición como única vía
“La situación no nos debe espantar. La lucha por el poder es normal, acá y en China”, cuenta un panista que aceptó hablar con Lado B dejando de lado las grabadoras para evitar un reclamo posterior del gobernador del estado o de su dirigencia que preferiría que la ropa sucia se lavara en casa, olvidando que el poder y la narrativa de sus intríngulis son un imán para los medios.
“He platicado con panistas de otros estados y allá sucede lo mismo…”
--Pero acá hay un componente distinto, al gobernador no lo ven como un panista –apunta su interlocutor
--El problema es otro –revira— no es tanto que se vea como un panista de cepa o como el neopanismo que es, mucho tiene que ver las formas, esas forma de imponer antes que negociar. Al menos así lo veo.
Rafael Moreno Valle llegó impulsado por una coalición de cuatro partidos: PAN, en donde milita desde 2006 cuando dejó el PRI para competir como albiazul por un escaño en el senado, PRD, Panal y Convergencia.
De estos partidos el PAN era el más fuerte, un pequeño contrapeso en el Congreso local con ocho legisladores apenas, pero al fin el partido que siempre dio la batalla al priísmo estatal. El Panal, si bien al momento de la elección sólo tenía dos representantes populares, controla una de las fuerzas electorales que se erigieron como el fiel de la balanza en la polarizada elección de 2006, el magisterio.
La coalición con el PRD y Convergencia si bien en términos reales pudo ofrecerle muchos menos votos que el PAN y una pálida operación electoral comprada con la estructura que controla Elba Esther Gordillo –la suma de los dos partidos en 2005 fue de 140 mil 664, es decir el 7.87 por ciento de los sufragios y de 201 mil 657 votos es decir el 10.91 en el 2007— le permitió acercarse a un círculo de electores muy lejano a él: los universitarios, los académicos vinculados con las ciencias sociales.
Pero esa coalición política no se vio en su partido, al PAN apenas le ofreció dos posiciones: la Secretaría de Competitividad Trabajo y Desarrollo Económico (Secotrade), que dejó en manos de un panista del ala radical que estuvo muy cerca de él en la campaña: Pablo Rodríguez Regordosa; y una acotada Secretaría de Desarrollo Social que lejos de ser la supersecretaría que fue durante los últimos sexenios fue desmontada antes de entregarla a Myriam Arabián Couttolenc, aunque más tarde se recuperaría para otro hombre cercano a Moreno Valle: Néstor Gordillo.
El perredismo local de plano fue ignorando, y el único espacio visible en el gabinete en el que despacha alguien que ha trabajado en gobiernos que lleven los colores del partido del sol azteca es la Procuraduría General de Justicia del estado, con Víctor Carrancá Bourget, hombre cercano al aún jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard.
En el Congreso además se impuso como dirigente de bancada perredista a un joven Antonio Gali Lopez, el hijo del actual secretario de Infraestructura Antonio Gali Fayad, que nada tiene que ver con la izquierda.
Sobra decir que la cercanía del mandatario poblano con la líder magisterial –que le permitió erigir a Cabalán Macari, actual secretario de Administración, como presidente estatal del Panal— hace ver a Moreno Valle como uno de los suyos, y el mandatario ha respondido con creces, hace unas semanas la negociación salarial con el magisterio se saldó con la entrega de 400 millones de pesos, el doble de lo que se les entregó durante el marinismo.
Aunque fue el partido Convergencia, el que porcentualmente menos podría aportar en votos –en 2004, en la elección en que Marín llegó al poder, apenas lograron el 2.27 por ciento de los sufragios—, el que más posiciones ganó, el Secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla, y el Secretario de Educación, Luis Maldonado, provienen de esas filas. La explicación es sencilla, Manzanilla no sólo es uno de los hombres más cercanos a Moreno Valle, además mantiene una relación sentimental con la hermana del gobernador. La relación con Maldonado data de las épocas en que Moreno Valle dirigía la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social, pero además se le señala como hombre cercano a Elba Esther.
En conclusión, a los panistas como a los militantes de otros partidos se les hizo a un lado, con la diferencia de que Moreno Valle es hoy panista, y los panistas a decir de algunos militantes, esperaban gobernar.
Era necesario reforzar el partido
Abrirle las puertas al ahora gobernador requería reforzar al partido, de lo contrario se corría el riesgo de que los personajes pesaran más que la propia institución, y eso fue lo que ocurrió en la elección de 2010, según explica otro panista que también pidió no se mencionara su nombre para evadir la restricción que les impone el artículo 16 fracción VII de su “reglamento sobre aplicación de sanciones”:
Se considera infracción de los miembros activos del Partido: “Acudir a instancias públicas o privadas ajenas al Partido, para tratar asuntos internos del mismo o para intentar su intromisión en los actos propios del Partido”.
“Desde que llegó Rafael al partido sabíamos que nos teníamos que renovar o morir. Los que le dimos cobijo estimamos que su llegada marcaría un cambio radical, para bien o para mal, pero nos arriesgamos, y en mi caso no me arrepiento”.
Los grupos internos tenían que reforzarse para que a su vez el partido se convirtiera en una institución fuerte. Otra acción prioritaria era la de modificar la ideología partidista y adaptarla a la nueva realidad política, que hoy por hoy es más competitiva.
Ninguno de estos factores se concretó, y ahora las consecuencias están ahí, y podrían pasarles una alta factura, pues si bien Moreno Valle mantiene un nivel de aprobación ciudadano por arriba del 70 por ciento de acuerdo con una encuesta que recién diera a conocer la casa encuestadora Indicadores, con apenas tres puntos menos a los 73 con que arrancó su gobierno, lo cierto es que tendrá que remontar la mala percepción que tienen los ciudadanos sobre el presidente Felipe Calderón –que apenas obtiene una aprobación del 62 por ciento y una desaprobación del 25 por ciento— y su partido. La misma encuesta revela que más de la mitad de la población tienen “una aspiración de cambio”, pues está muy a favor de que el presidente de la República provenga de un partido diferente al actual.
Y el enfrentamiento con su partido para poder controlarlo en poco ayuda en este momento.
Las diferencias que se evidenciaron con la cancelación “acordada” -según el dirigente estatal, Juan Carlos Mondragón- de la sesión para la instalación del Consejo Estatal 2011–2014, el pasado 3 de septiembre, se han acrecentado por la falta de solidaridad y respaldo a los gobiernos municipales emanados del blanquiazul.
Así lo reveló la ex precandidata al gobierno estatal en el proceso interno del partido, Ana Teresa Aranda, que ha sido una de las pocas que ha manifestado públicamente su postura sobre las pugnas internas.
Mientras militantes afines a Moreno Valle rechazan que intente adueñarse del partido, aunado a que “el buen gobierno de Rafael hará que los poblanos simpaticen con el panismo” y dará frutos en la elección de la Presidencia de la República y en comicios venideros.
En cambio la también titular del DIF nacional durante el sexenio foxista estima que de no haber un cambio en la forma de actuar del gobernador “estamos amolados”.
“El gobernador necesita entender que el PAN no es el PRI, creo que le cuesta trabajo, no lo entiende, entonces quiere actuar como jefe máximo del partido, entonces espérate tantito el PAN es otra cosa, necesita haber una sana distancia, una corresponsabilidad en el partido y su gobierno, esa es la única manera en que van a poder funcionar las cosas, de otra forma yo sólo auguraría un lamentable rompimiento”.
Las desavenencias entre grupos afines y contrarios al Ejecutivo podrían acrecentarse en la víspera de la designación de candidaturas, por tanto, Ana Teresa Aranda sugiere que las nominaciones deberán ser en función a acuerdos, sobre todo a lo que mandate el partido y no Moreno Valle, quien intenta ser la cabeza del PAN, tal como ocurre en el Revolucionario Institucional, dónde el primer priista (gobernador) lleva mano en las decisiones partidistas.
Pese a este escenario, la panista estima que el mandatario aún tiene tiempo para corregir el camino y establecer líneas de acción, de acuerdo a las responsabilidades que han asignado los ciudadanos y la militancia.
Los cuatro polos de atracción
Y a ese escenario de polarización y de lucha interna por el poder hay que sumarle otro factor que podría ahondar mucho más las diferencias, la definición del que será el próximo candidato o candidata del PAN en la elección del 2012.
Un escenario que con la depuración que ha sufrido la lista de suspirantes limita, por el momento, a cuatro las opciones y los grupos del panismo local a comenzando a moverse en torno a ello.
1.- Ernesto Cordero y la cargada.- Hasta hace unos días secretario de Hacienda, y quien encarna la continuidad del proyecto de Felipe Calderón –continuidad hasta en su pretensión de mantener a Eduardo García Luna como secretario de Seguridad Pública en caso de lograr el triunfo en las urnas--, Ernesto Cordero había logrado sumar a Rafael Moreno Valle como uno de sus activos y con él a su grupo afín: Ángel Alonso Díaz Caneja, senador; Roberto Grajales, director del Centro estatal de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes; Genaro Ramírez, jefe de la Jurisdicción Sanitaria de Puebla de la Secretaría de Salud; Blanca Jiménez, directora del Instituto Poblano de la Mujer.
En torno a Cordero también están sumados panistas de cepa como Pablo Rodríguez Regordosa, titular de la Secotrade; y Ana Teresa Aranda –a pesar de la confrontación que mantiene con el gobernador--; y neopanistas como el líder de la fracción albiceleste en el Congreso local, Mario Riestra Piña, a quien muchos prevén que pudiera ser una de las cartas del mandatario estatal para la presidencia municipal de Puebla en el 2014
2. Josefina Vázquez Mota. Hasta hace unos días, líder de la fracción panista en San Lázaro, la única mujer en la contienda interna de su partido y quién más ha crecido en las encuestas tiene en Puebla como representación y punta de lanza a otra mujer, la diputada federal Augusta Díaz de Rivera, quien hace unos días conformó un comité de campaña de 90 personas. Y aunque no está claro si dentro de este comité se encuentra el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, lo cierto sus simpatía con la panista se hicieron públicas desde mediados de agosto pasado cuando participó como orador en el arranque de campaña disfrazado de informe de labores que se llevó a cabo en el teatro Metropolitan de la ciudad de México.
Por lo pronto la panista estará en Puebla en los próximos días en un evento organizado por la Secretaría de Educación Pública local y a decir de algunos columnistas a invitación expresa del gobernador del estado.
3.- Santiago Creel Miranda. El senador con licencia, el más conocido según las encuestas aunque no necesariamente el que tiene el mayor potencial de voto, asignó a uno de sus compañeros de curul, el poblano Humberto Aguilar Coronado, la conformación del grupo local de “México adelante”. Al equipo del panista también se sumaron la ex diputada federal Violeta Lagunes, quien meses atrás se le ligó mucho con el gobernador Moreno Valle; y los regidores Pedro Gutiérrez, José Luis Carmona, Jaime Zurita y Patricia Thomé.
4.- Emilio González. Uno de los aspirantes más débiles aunque asegure que es el único que ha obtenido su cargo en las urnas tiene en Puebla como sus operadores a panistas del ala más conservadora como los diputados Rafael Von Raesfeld y Ana María Jiménez. Hay incluso quien sostiene que a la actual dirigencia estatal y municipal la posibilidad de que el gobernador de Jalisco pudiera ser su abanderado no les desagrada nada pero tienen claro que difícilmente podría resultar un buen candidato para su partido.
Nuevos tiempos, ¿nuevos protocolos?
Pasadas las once horas del 15 de septiembre, Rafael Moreno Valle recibía en el salón de cabildo del palacio municipal la bandera mexicana de manos de una escolta militar. Con su esposa siguiendo sus pasos se dirigió al balcón y ondeó la bandera por todo lo alto, después lanzó la arenga nacional y gritó los vivas respectivos a la patria y sus caudillos, nadie más en el balcón a excepción de Martha Erika lo acompañaba.
Concluido el acto comenzaron a llegar algunos invitados al balcón para mirar desde ahí los fuegos artificiales, a la derecha del mandatario estatal se ubicó el secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón y ya no se movió de ahí. Atrás, muy atrás el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, intentaba saludar a sus gobernados, un nuevo protocolo acababa de ser impuesto.
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