A 15 días de haber iniciado las campañas, las actividades proselitistas de Javier Lozano Alarcón no impacta lo suficiente en el electorado, pero principalmente en las bases del PAN, con las que no acaba de identificarse.
Es la hora que el candidato a senador no tiene un equipo propio de panistas, pues los operadores que tiene se los pusieron desde Casa Aguayo, y su mal carácter empieza a hacer estragos, ya que durante su incursión en Puebla ha cambiado a tres operadores de medios de comunicación, luego de que el último no duró ni un día.
Se sabe que en los próximos días el ex titular de la Secretaría de Trabajo intensificará su campaña, que será parecida a la de un candidato a gobernador, y que su relación con los principales líderes del PAN en el estado, Juan Carlos Mondragón Quintana , Eduardo Rivera Pérez y el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, es excelente; pero aún así no logra ser visto con simpatías por amplios sectores del panismo poblano que originalmente lo conocieron como militante del PRI –en el año 2000– o simplemente no lo ven como una figura cercana a los grupos tradicionales del PAN.
Esa condición empieza a preocupar dentro del PAN, puesto que si un candidato de ese partido no logra despertar la simpatía de la militancia albiazul, está descuidando la obtención de una base de votos que oscila entre los 300 mil y los 400 mil sufragios, que son fundamentales para que un aspirante panista pueda ganar una elección de senador.
Lozano llegó a Puebla solamente acompañado de Lizzy Azuara, quien desde hace ocho años es su asistente personal. Luego de esta mujer, no tiene a nadie más como parte de su equipo propio.
Por una serie de “recomendaciones” salidas desde Casa Aguayo, a los largo de los últimos meses, Javier Lozano ha sumado como principal operador a Pedro Varela Gutiérrez, quien es regidor en el ayuntamiento de Puebla, es un panista antagónico del edil capitalino Eduardo Rivera Pérez y se hizo famoso por ser el encargado del catastrófico proceso de entrega–recepción entre la gestión de Blanca Alcalá y Rivera Pérez.
También por otra “recomendación” surgida desde el Poder Ejecutivo se sumó a su campaña el senador Ángel Alonso Díaz Caneja, quien es rechazado por muchos panistas que apoyaron a Josefina Vázquez Mota en el proceso interno del PAN para seleccionar candidato presidencial, tal como se constató cuando fue abucheado en el acto que la aspirante tuvo en Puebla días después de haber sido postulada.
Y un tercer panista es Francisco Bello, quien es un político de poco peso dentro de las filas del PAN.
En ese esquema, Varela y Bello están operando la campaña en general; mientras que Díaz Caneja se supone que tiene la encomienda de acercar a Lozano con los grupos del PAN, pese a que este legislador arrastra un largo periodo de varios años de estar confrontado con los grupos que controlan al partido.
Por afuera, dos destacadas mujeres panistas; Nineta Regordosa, quien es una influyente integrante del Consejo de la UAPEP y madre de Pablo Rodríguez Regordosa, el titular de la Secretaría de Economía, y Cristi Sánchez de la Barquera, se han encargado de acercar a Lozano con las llamadas familias custodias, que son los grupos que estructuran al Yunque, la principal sociedad secreta de la derecha.
El problema de fondo para Lozano no es la formación de estructuras de poder a su alrededor, ya que para eso cuenta con el respaldo de El Yunque y del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, sino que el ex titular de la Secretaría del Trabajo por su carácter bravucón y ególatra, no logra despertar la confianza y simpatía entre los panistas, sobre todo entre los grupos más tradicionales del PAN que lo ven como alguien ajeno al desarrollo del partido en el estado y como ex priista.
Y en general, en el electorado tampoco se ha visto que Lozano logre un impacto importante. Hasta ahora, el nivel de popularidad alcanzado –que está por abajo del índice electoral de su principal rival, la priista Blanca Alcalá– es consecuencia de la popularidad que en general tiene el PAN por la acción del gobierno del estado y la campaña de Josefina Vázquez Mota.
Javier Lozano se destacó en el gabinete de Felipe Calderón Hinojosa por su carácter contestatario y su poca tolerancia. Durante su gestión como secretario del Trabajo tuvo a siete operadores de prensa, ya que pocos aguantaban su carácter y estilo de trabajo.
Esa situación ya pasó en Puebla. Durante la precampaña, Lozano tuvo como operador de medios a un panista que laboraba en el ayuntamiento de Puebla, mismo que ya se alejó del él y ahora de nuevo trabaja en el gobierno de la capital.
Luego, tuvo a una mujer, quien al parecer llegó por recomendación de Marcelo García Almaguer, quien es el experto en medio de comunicación del gobierno del estado. Esa persona ya no está.
Se dice que su tercer operador era alguien de Tehuacán, quien duró horas en el puesto.
También se sabe que el aspirante al Senado ha buscado, en las últimas dos semanas, en actos de cada uno de los candidatos a diputados. Con algunos ha tenido actos masivos y calificados de exitosos por sus organizadores. Pero con otros abanderados ha tenido fricciones, ya que Javier Lozano para acudir exige controlar los detalles de la organización de los actos.
Aún es prematuro decir que Javier Lozano está derrotado, ya que las campañas electorales apenas están en su fase inicial.
Sin embargo, es fundamental que Lozano haga un alto en el camino y logre reestructurar su campaña, pero sobre todo cambie su imagen personal. Es decir, tiene que hacer lo mismo que Josefina Vázquez Mota.
Si no lo hace, Lozano amenaza con convertirse en un lastre para las aspiraciones del PAN –partido al que pertenece desde 2005–, de Josefina Vázquez Mota y de Rafael Moreno Valle Rosas, que necesita sacar un resultado favorable para Acción Nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario